Escrituras Partituras
Ha existido en el desarrollo de mi trabajo en la pintura, entre otros, un interés por vincularla con la experiencia musical, títulos como “promenade”, “canción pigmea”, “suite”...que aparecen de vez en vez en mi producción, así lo demuestran.

Por ello, en esta ocasión he querido que este vínculo se establezca desde el título mismo de la exposición, una escritura que pretende escenificar distintos desarrollos rítmicos con la ilusión que pueda ser leída como una partitura.

Sabemos que desde los inicios de la abstracción en el siglo XX esta asociación con la música se hizo evidente en distintas obras. Recordemos las reflexiones de Kandisky de 1911 o las pinturas de 1943 de Piet Mondrian de la serie “boogie-woogie”, referidas a este ritmo.

-Aclaro que los trabajos aquí presentados continúan también las propuestas establecidas ya hace algunos años, en el sentido de mantener una retícula que estructure series de desarrollos curvilíneos con diferentes sensaciones de repetición y desplazamiento originando de forma aleatoria la aparición de ciertos trazos característicos y a los que les he otorgado un protagonismo asociado a la idea de la forma musical “canon”.-

Además de los formatos, las imágenes varían en su intencionalidad, ya sea por el uso de más o menos color, ya sea por la dinámica de los desplazamientos. Pretende darle unidad la regla establecida de proceder en lo que llamo tres tiempos (lo que me sugirió la idea del canon).

Otro elemento “musical” lo constituye la mayor o menor saturación en algunas superficies que buscan jugar con la idea del silencio como un elemento también fundamental en las composiciones.

Reconozco que el espectador es libre de interpretar lo que quiera al momento de confrontarse con la obra. Escribo esta explicación sin ánimo de inducir a una lectura determinada, sino simplemente lo hago para compartir las motivaciones personales de la presente exposición.