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José Ángel Santiago
Guillermo Santos

Una casa en llamas, un hato de hierba, un volcán a punto de hacer erupción, una escultura hecha de tejas, un búfalo de agua, ¿qué relación pueden tener entre sí, qué clase de conjunto podrían formar? Aparentemente son imágenes inconexas, cuyas relaciones se hayan ocultas al espectador. Escenas de este mundo, que podrían borrarse en poco tiempo dado los acelerados cambios que vivimos.

Los artistas dedican su tiempo a guardar imágenes y formas que intentan sustraerse del desgaste del tiempo y del olvido. De algún
modo, fijan la mirada y la atención y lograr trascender el instante. José Ángel Santiago quizá ha intentado, al reunir estas obras –cretas y
cerámicas de alta temperatura—un conjunto de imágenes que constituyen parte de su memoria.

Sin embargo, es posible encontrar unitineriario que va más allá de su persona.

¿Qué somos capaces de recordar? Todos podríamos tener pasajes íntimos que se acabarán donde nos acabemos nosotros, aunque a veces lo que recordamos es también lo que no hemos vivido. O lo que hemos fabricado. Escenas de situaciones o hechos en los que no hemos estado, imágenes impregnadas en nuestras células, en nuestra sangre. Así es como imagino también las piezas que forman la exposición El cielo y la serpiente. Como un conjunto de escenas primordiales, anteriores a nosotros. Del comienzo o del fin de las cosas. Siendo como es el artista alguien preocupado en el horizonte mitológico.

Es posible que El cielo y la serpiente guarde una relación simbólica con lo que puede observarse en el Istmo de Tehuantepec y particularmente en Juchitán, lugar de nacimiento de Santiago, siendo típicos ciertos pasajes y elementos, como la de las tejas que se quebraron, que se cayeron durante el último sismo que afectó gravemente la región en 2017. Las casas tradicionales también están presentes, pero muestran un incendio, una caída, una explicación mítica de la realidad. Es decir, siguen siendo casas simbólicas, como si emanaran de un relato oral y mítico. Y aparecen al mismo tiempo que escenas perfectamente reales y que por su distancia no podrían provenir de esa región de Oaxaca.