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Ana Hernandez

Ana Hernández,  Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca, 1991

Ana Hernández crea un acertijo pacientemente. Moldea con cuidado un marco de metal en la forma que adoptan los distritos administrativos de Juchitán y Tehuantepec en la geografía de Oaxaca. Después lo rellena a más no poder con olotes encajados en perpendicular al plano, de tal manera que sólo apreciamos la base de cada uno. Pareciera que los miramos desde abajo, tal como los ve la tierra cuando los jilotes crecen en la milpa.

 

El relieve resultante, que encontramos expuesto en esta galería, nos puede parecer una textura innovadora y atractiva, pero ¿qué sentido oculto tiene esta composición? ¿Por qué pensar que es un acertijo?

Entendemos que es un acertijo cuando recordamos el uso de las oloteras, aros de bejuco o cinchos de alambre retacados con olotes, que sirven para desgranar maíz al frotar la mazorca seca contra la superficie rugosa. Livianas, eficientes y casi indestructibles, las oloteras son uno de mil implementos cotidianos donde brilla el ingenio de los campesinos mexicanos.

 

Ana pone al día el amor de Covarrubias, de Henestrosa y de Toledo por la cintura de esta tierra.

Alejandro de Ávila

GUIE'YAACHI IV
LUULA
TANGUYU' IV
SHIGAGUETA YAACHI
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